El ciudadano es todo aquel sujeto que incluido dentro de un Estado goza de derechos y obligaciones. Ésta es la noción básica de ciudadano dentro de este contexto de ciudadanía. Por supuesto que dicha noción no ha sido tal cual todo el tiempo ni en todos los contextos; es una u otra según los diferentes sistemas políticos y las diferentes épocas.
Cuando se habla de que las implicaciones de ciudadanía van en relación directa con el sistema político puede surgir una negación, o puede sonar contradictorio ya que según nuestro aprendizaje el concepto de ciudadano tiene que ver estrechamente con un sistema político democrático. No es así, la democracia tiene un orden establecido, un mecanismo para ejercer sus leyes, igual que ll tiene la monarquía, el socialismo, etc. Cada uno a su vez, tiene un papel determinado para sus ciudadanos.
Nuestro país se dice democrático, y parece que nos encontramos a salvo al escuchar tal cosa, sin embargo en un contexto tan globalizado y con una política tan constantemente globalizadora habrá qué estar alertas pues, según nos advierte McLaren:
“Evidentemente la democracia modelo, la de Estados Unidos, implica la seria amenaza de norteamericanizar el orbe… para los jóvenes oficiales, esto es “como una misión caballeresca del siglo XIX en la que doman al Salvaje Oeste. El capitán Rector no pareció darse cuenta de que domar el Salvaje Oeste incluyó, históricamente, el exterminio de miles de indígenas y la esclavitud y explotación de otros”.
La democracia modelo, en Estados Unidos, como en México y los países capitalistas – no importa si se encuentra en “vías de desarrollo” – aboga por un ciudadano también modelo, que cumple con una serie de normas y que tiene un número determinado de derechos. Determinado por supuesto desde una élite gobernante.
Podemos aplicar el “domar el Viejo Oeste” a nuestro país y veremos que hay gran cantidad de ejemplos comparables. Este hecho acorde con una democracia representativa como la que se vive en nuestro país es coherente con la idea de aplicar la Ley, para los derechos ciudadanos sí, pero también para las consecuencias y los castigos cuando el ciudadano no cumpla con la norma establecida.
Torres nos dice que todos los grupos sociales identificables, incluidos aquellos individuos que carecen de ciertos atributos o habilidades esperados, fueron excluidos en principio de la definición de ciudadanía en varias sociedades y con ello se les ha negado la idea de ser sujetos individuales de derecho, por una parte, y por otra, de la vinculación con una comunidad. En este espacio caben las mujeres, los indígenas, los participantes en movimientos sociales y todo aquel que se ponga en peligro la democracia. Tan sencillo como aquel viejo slogan del Instituto Federal Electoral que decía: si no votas, cállate!
Así, en México como en otros muchos países se ha excluido y criminalizado a todos aquellos que por definición son disidentes, se ha criminalizado ha personas que luchan por sus derechos por el simple hecho de que esto no va de acuerdo con intereses políticos globalizadores. Podemos hablar de los zapatistas y neozapatistas, de los presos y perseguidos políticos de Atenco, Oaxaca, Guerrero, etc., de las mujeres, de los indígenas, de los gays y demás grupos que a pesar de vivir en una “democracia” siguen clamando por sus derechos. No hay mejor prueba de que el concepto de ciudadano y buen ciudadano esconde manipulaciones restrictivas de la libertad, la que se supone inherente al derecho ciudadano.
Habrá que tener presente y dejar claro que a pesar de esto es inevitable incluir estos procesos que parece desafiar la realidad social, ya que esas prácticas “que rompen el orden social, material y simbólico y esos movimientos transgresores del orden social” podrían ser reincorporados, en el caos, para defender la reproducción del propio orden social.
BIBLIOGRAFÍA
Torres, C. A., Democracia, educación y multiculturalismo. México : Siglo XXI
McLaren, P. Multiculturalismo revolucionario. México : Siglo XXI.
Torres, C. A., Democracia, educación y multiculturalismo. México : Siglo XXI. p. 11
Esto es inevitable hasta tal punto que incluir estos procesos que parece desafíar la realidad social, esas prácticas que rompen el orden social, material y simbólico, y esos movimientos transgresores del orden social podrían ser reincorporados, en el caos, para defender la reproducción del propio orden social.
Torres, C. A., Democracia, educación y multiculturalismo. México : Siglo XXI.
Es decir, las mujeres, grupos sociales identificables, personas de clase obrera, y personas que representan grupos étnicos y raciales específicos e individuos que carecen de ciertos atributos o habilidades fueron excluidos en principio de la definición de ciudadanía en varias sociedades y por ellos de la idea de ser sujetos individuales de derecho, por una parte, y de vinculación con una comunidad.
McLaren, P. Multiculturalismo revolucionario. México : Siglo XXI. p. 239
La mayoría de los sistemas escolares viven ahora en una sumisión patética ante el mercado capitalista y en fiel seguimiento del nuevo orden social tecnocapitalista. En todas partes somos testigos de la ampliación progresiva del dominio económico capitalista. Todo se ha convertido en productos de consumo, incluso los planes de estudio, los cursos, los materiales de instrucción, los estilos de vida y la fe.
McLaren, P. Multiculturalismo revolucionario. México : Siglo XXI. p. 239
Evidentemente la democracia modelo, la de Estados Unidos, implica la seria amenaza de norteamericanizar el orbe… para los jóvenes oficiales, esto es “como una misión caballeresca del siglo XIX en la que doman al Salvaje Oeste. El capitán Rector no pareció darse cuenta de que domar el Salvaje Oeste incluyó, históricamente, el exterminio de miles de indígenas y la esclavitud y bexplotación de otros.
McLaren, P. Multiculturalismo revolucionario. México : Siglo XXI. p. 239
La ciudadanía en la antigua Grecia ayudaba a distinguir entre dos clases de sujetos, unos con derechos de gestionar los asuntos del estado de los plebeyos y aquellos que no podían disfrutar de derechos civiles.
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