sábado, 25 de julio de 2009

El gobierno de facto amplía el toque de queda tras el ingreso del presidente constitucional

Manuel Zelaya entra a Honduras y luego decide regresar a Nicaragua

Policías y militares reprimen manifestaciones de simpatizantes del mandatario

Fuerzas armadas redoblan vigilancia

Crece la versión de que hay una tercera vía

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Poco después del mediodía Manuel Zelaya atravesó la cadena que divide Nicaragua y HondurasFoto Ap
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Llegada de Manuel Zelaya y algunos de sus simpatizantes a Las Manos, Nicaragua, en el límite con HondurasFoto Ap
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La protesta contra el gobierno de facto llegó a El Paraíso, Honduras, adonde simpatizantes de Manuel Zelaya se enfrentaron a soldadosFoto Ap
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Partidarios del presidente Manuel Zelaya, en un intento por impedir el paso de un camión militar, este viernes en Ojo de Agua, en el este de TegucigalpaFoto Ap
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Un seguidor del presidente Manuel Zelaya hace esfuerzos por evitar que sus compañeros se enfrenten con militares hondureños, en El Paraíso, a unos kilómetros de la frontera con NicaraguaFoto Ap
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Un policía es ayudado por sus compañeros tras haber recibido una pedrada durante un enfrentamiento con simpatizantes del legítimo gobierno hondureño, ayer en El Paraíso, a 12 kilómetros de la vecina NicaraguaFoto Reuters
Arturo Cano
Enviado

El Arenal, Honduras, 24 de julio. La señora Hortensia aguza la mirada de sus 72 años y aprieta el codo de su interlocutor: Mire, mire, ahí, en esa roca que tiene una cueva, es donde están los francotiradores. En el cerro de enfrente se pasean tres militares camuflados. Así actúan ellos para luego echarle la culpa al pueblo de que nos disparamos entre nosotros, dice Hortensia Rosales, quien no había hablado con su hijo, Manuel Zelaya, desde el golpe de Estado.

Hoy la ponen al aire con él en Radio Globo, la estación de los zelayistas. La señora llora largo y grita y bendice, mientras su hijo pisa por vez primera suelo hondureño desde la madrugada del 27 de junio, cuando lo echaron del país.

Manuel Zelaya llega a la frontera de mañana. Cuando los golpistas ven que va en serio, interrumpen su mensaje, en el cual anuncian que desde la zona fronteriza con Nicaragua el toque de queda está vigente desde el mediodía. Zelaya sigue hablando a las emisoras locales y a las cadenas de televisión internacionales. Afirma que tiene el transporte necesario para entrar a su país también desde El Salvador. Cinco minutos después, en una nueva cadena nacional, el gobierno golpista anuncia la extensión del toque de queda a la frontera con El Pulgarcito, de Centroamérica.

La carretera de 135 kilómetros que separa la capital Tegucigalpa del puesto fronterizo más cercano, Las Manos, fue convertida en embudo desde el jueves. Hoy, la policía y el ejército aprietan tuercas. Prohíben la circulación de camiones con la amenaza de cancelarles los permisos para ofrecer transporte público. Bajan y catean a quienes viajan en grupo. A dos familias que se trasladan con bebés les prohíben el paso, porque no traen las actas de nacimiento de los niños. Todo, en nueve retenes. El primero a las afueras de Tegucigalpa, y el último en la frontera misma.

En ese escenario se acerca Zelaya al cruce fronterizo. Afirma que quiere entrar para dialogar en su país y que quiere ser claro: Ni puedo gobernar con la oposición que me ha creado la oligarquía, ni ellos, que no fueron electos, pueden gobernar sólo con las bayonetas.

Es Honduras después del golpe. Hoy se cumple el paro de 48 horas convocado por las tres centrales obreras y los sindicatos magisteriales. Los zelayistas siguen con dos bloqueos de carreteras en varias partes del país. La economía sigue agarrada con pinzas, mientras disminuyen las remesas del millón de hondureños en Estados Unidos (algunos las cifran en una cuarta parte del PIB). Los empresarios que tramaron el golpe organizan una nueva marcha de patriotismo y valor en San Pedro Sula, la cual es convocada con anuncios que incluyen imágenes de la selección hondureña de futbol. Y claro, Roberto Micheletti, el presidente de facto, se prepara para celebrar su primer mes, el próximo 28 de julio, con una jornada de oración nacional: Clamemos a Dios por la paz... este 28 de julio todos humillémonos delante de Dios. Invita la Presidencia de la República, señalan anuncios repetidos hasta el hartazgo.

Más discreto, aunque difundido también por los medios que controlan los golpistas (prácticamente todos), es el recibimiento de los militares al nuevo intento de Zelaya por volver al país del que fue, según los propios mandos del ejército, ilegalmente expulsado: No podemos responsabilizarnos por la seguridad de personas que por fomentar la violencia generalizada en el país están sujetos a ser atacados inclusive por sus partidarios con el exclusivo propósito de convertirlos en mártires.

Prohibido deambular

La madre del presidente Zelaya es acompañada por su nuera, Xiomara Castro, y sus nietos, así como por varios de los más importantes dirigentes de la resistencia. Les toma cuatro horas recorrer 92 kilómetros, y los paran en tres retenes. El cuarto es el vencido. En El Arenal, los militares atraviesan un jeep y un camión enorme a lo ancho de la carretera. También dos hileras de soldados y policías. Eso les impide llegar a Danlí, la principal ciudad de la zona oriental de Honduras, tierra de tabaco y café.

En el retén, el comisionado Cerrufino habla con varios defensores de los derechos humanos. Se lava las manos como todos los jefes policiacos que le cargan el muerto del golpe de Estado sólo a los verdes. Expresa Berta Oliva, histórica activista por los desaparecidos de los años 80, que él fue su alumno en el curso de derechos humanos. La hace reír.

El problema es que los policías no mandan, aunque en la frontera el teniente coronel Luis Ricardez asegure que ellos sólo son fuerza de apoyo, que si alguien aprehende a Zelaya será la policía. El teniente es el encargado de informar a Zelaya que entrar a su país no es posible, porque hay toque de queda y ninguna persona puede deambular.

Tampoco puede deambular Xiomara Castro, quien se acerca acompañada por los dirigentes al cordón de policías y soldados cada media hora.

–La orden es que aquí hay toque de queda –dice el oficial a cargo.

–Sólo déjenos llegar a Danlí. Aquí dejamos los vehículos, nos vamos caminando –pide la esposa de Zelaya.

–Tengo órdenes.

Ya caída la noche, la familia Zelaya y los centenares de personas que la acompañan deciden quedarse en el lugar, al lado del caserío El Arenal.

Gases en El Paraíso

El grueso de los zelayistas queda varado en la salida de El Paraíso, población a 12 kilómetros del cruce fronterizo. Algunos se arriesgan y llegan hasta Las Manos, donde espera Zelaya acompañado del canciller venezolano, Nicolás Maduro, y un ejército de periodistas. Lo hacen a pie, por cerros y veredas.

Los demás se quedan, y a lo largo del día se registran cuatro enfrentamientos con policías y militares. Los gases lacrimógenos y las balas de goma hacen huir a Glenda Almendare y Eunice Mejía, maestras de primaria que se refugian a dos cuadras. Detrás de ellas pasan los refuerzos: tres camiones repletos de soldados. ¿Y ésta es su libertad? Dicen que son democráticos. Vea cómo nos reprimen, se queja Glenda.

La mayoría de los zelayistas llegan aquí en vehículos particulares pequeños. Así, a cada paso hay uno con la puerta abierta y la radio encendida. Manuel Zelaya habla largamente a la radio, se acerca a la frontera y también cuando pone un pie en Honduras.

Radio Globo da por bueno el acercamiento de Zelaya a la garita y hace estallar en júbilo a sus seguidores durante largos minutos: ¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo!, gritan, y se lanzan litros y litros de agua para apaciguar el calor.

Está bien que necesitamos algo de alegría, pero es irresponsable que en Radio Globo digan que Micheletti ya renunció y que el presidente Zelaya ya entró al país, afirma un joven de la comunidad gay.

Que se preparen para seis meses de resistencia

Caída la noche, los habitantes del Arenal prestan sus casas a los zelayistas. Preparan la cena y el café. Por el humilde comedor de una familia desfilan los dirigentes de la resistencia atendiendo las últimas noticias. El noticiero de Canal 7 (propiedad del empresario Rafael Ferrari, a quien los zelayistas acusan de ser uno de los autores intelectuales del golpe) muestra su encuesta del día: 8 por ciento de quienes llaman dicen que el regreso de Zelaya es un asunto de estrategia. El restante 92 por ciento plantea, según la televisora, que es un circo. Aunque el sondeo más serio (Gallup) muestra que la mayoría de los hondureños está contra el golpe de Estado, los medios nacionales son un coro casi uniforme en favor de los golpistas.

Finalizado el noticiero, un analista califica a Zelaya como un individuo que ni siquiera estudió, que se dedicó a la vagancia, gracias a su perte- nencia a la más rancia aristocracia de Olanche, el departamento ganadero y agrícola por excelencia.

La información desde la cercana frontera va fluyendo. Soldados desde el retén se enteran de que Zelaya terminó por no entrar al país. Se va a establecer una cabeza de playa muy cerca de la frontera. Es la primera vez en la historia que se establece una cabeza de playa civil, dice el dirigente Andrés Pavón.

Rafael Alegría, un campesino, confirma que aceptaron la cabeza de playa, pero le pidieron a Zelaya tomar sus previsiones porque durante todo el día hubo francotiradores apostados cerca de los sitios donde se movió el presidente y por la presencia de dos helicópteros muy sospechosos.

Los líderes de la resistencia no descartan que el ejército hondureño apostara por una operación de captura del mandatario.

Los dirigentes simpatizantes de Zelaya también barajan otros escenarios y dificultades.

Uno aparece cuando miran en el televisor a Hillary Clinton y la escuchan llamar imprudente y temerario a Zelaya. Claro, ella quisiera que siguiéramos negociando los próximos seis meses, señala la diputada Silvia Ayala.

Tal es el plazo para la toma de protesta del presidente que surgirá de la próxima elección programada para finales de noviembre. También es el plazo que los golpistas han establecido para que el pueblo se apriete la faja, dada la cancelación de ayudas internacionales que cae como aguacero sobre el gobierno de facto.

¿Creen aguantar? ¿Quieren aguantar seis meses? Pues entonces que se preparen para seis meses de resistencia, reta el líder Rafael Alegría.

Otro escenario habla de las debilidades de los golpistas. Se extiende la idea entre la población de que la presión internacional ha provocado que Roberto Micheletti se quede cada vez más solo. “Ellos están pensando en una tercera vía, en una supuesta ‘cara limpia’ para la presidencia y, además, llamar ellos mismos a una constituyente”, sugiere Pavón.

La idea la alimenta el conductor estrella de Radio Globo, Eduardo Maldonado, quien además de periodista es un notorio político liberal (fue precandidato a la presidencia en la elección reciente).

Maldonado se lanza a la jugada de que uno de los representantes del gobierno de facto del diálogo de Costa Rica, Arturo Corrales, le confió que tienen en sus manos la renuncia de Micheletti, y la usarán si Zelaya acepta que un tercero ocupe la presidencia.

Poner el pecho con los hondureños

Dios está acompañando al pueblo y el pueblo unido jamás será vencido, despide Zelaya su enésimo mensaje desde la línea fronteriza. En uno de los retenes, el mensaje es oído con júbilo de un hombre que porta una extraña bandera roja con un círculo blanco al centro.

No debemos olvidar que en los años 60 del (siglo pasado) esto comenzó en Guatemala y acabó en Argentina, resalta el hombre que porta la bandera, Alexandre Concepcion, enviado del movimiento de los Sin Tierra de Brasil.

Sin pregunta de por medio, así remata Alexandre: Venimos aquí a resistir con los Hondureños y a poner el pecho junto a ellos.

Cerca de él, sigue en sus cavilaciones Hortensia Rosales: Tenemos 30 años en esto, dice en referencia a la carrera política de su hijo. ¿Y van a seguir pase lo que pase? Claro, antes del golpe estábamos apoyando a Elvin Santos (ex vicepresidente con Zelaya, candidato a la presidencia del Partido Liberal) ¿Y ahora? Pues claro que ya no ¡Claro que no. Es un traidor, un golpista al servicio de los grupos de poder!”, afirma la señora Hortensia dispuesta, como todos los seguidores de Zelaya, a pasar la noche en un retén del ejército.

A las diez de la noche, hora de México, una nueva cadena nacional informa que en la zona fronteriza el toque de queda, vigente hasta las seis de la mañana, se extiende de esa hora hasta las seis de la tarde. Así como dicen que lo suyo no fue un golpe, dirán que esto no es estado de sitio.

Terminado el anuncio del toque de queda, otro mensaje en cadena nacional lanza una advertencia paternal del gobierno de facto: No es derramando sangre inocente que superaremos la crisis actual. Tu vida no tiene precio.

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