miércoles, 30 de junio de 2010

Deberá la SCJN poner hoy en libertad a los atenquenses presos

México: Trasciende que hoy liberarán a los 12 presos políticos de Atenco tras 4 años en prisión
Tras las movilizaciones de ayer, fuentes juduciales señalan que los 12 presos podrían ser liberados hoy mismo. Entrevista con Ignacio del Valle, preso en una cárcel de alta seguridad
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Jesús Aranda, La Jornada

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ordenará hoy la libertad inmediata de los 12 atenquenses presos desde mayo de 2006, confirmaron fuentes judiciales de primer nivel.

Los funcionarios añadieron que al menos tres de los cinco ministros que integran la primera sala del máximo tribunal (Arturo Zaldívar, Juan N. Silva Meza y Olga Sánchez Cordero) están en favor de conceder el amparo liso y llano a todos los acusados, incluidos los líderes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), Ignacio del Valle y Felipe Álvarez Medina, en cuyo caso se espera una votación favorable, pero dividida.

Trascendió que el ministro José de Jesús Gudiño Pelayo votará en favor de que queden libres 10 de los detenidos, pero está en contra de concederle el amparo a los líderes del FPDT, presos en el penal de máxima seguridad del Altiplano.

El ministro José Ramón Cossío, trascendió, definirá en la sesión de este miércoles su postura, ya que hasta el día de ayer mantenía algunas dudas sobre la concesión del amparo a los 12 solicitantes.

Héctor Galindo, ex asesor jurídico del FPDT, quien también está detenido en el penal de máxima seguridad, quedará en libertad, aunque se desconoce si con el voto de los tres ministros referidos o también con los de Gudiño y José Ramón Cossío.

El resto, Óscar Hernández Pacheco, Rodolfo Cuéllar Rivera, Julio César Espinoza Ramos, Juan Carlos Estrada Cruces, Édgar Eduardo Morales Reyes, Jorge Alberto y Román Adán Ordóñez Romero, Narciso Arellano Hernández y Alejandro Pilón Zacate obtendrán su amparo liso y llano por unanimidad, confirmaron los funcionarios.

Todos los detenidos fueron acusados del delito de secuestro equiparado, cuando participaron en la retención de funcionarios del estado de México en febrero y/o abril de 2006.

Ignacio del Valle fue sentenciado a 112 años de prisión por haber tomado parte en los dos hechos: la primera pena fue de 67 años de prisión y la segunda de 45; Felipe Álvarez Medina y Héctor Galindo purgan penas por 67 años de cárcel.

A su vez, los nueve que están encarcelados en el penal de Molino de Flores fueron sentenciados a 31 años de prisión.

De acuerdo con la información obtenida en la SCJN, Zaldívar y Silva Meza, quienes son los ministros ponentes en los casos de los tres detenidos en el penal del Altiplano, plantean la liberación inmediata de los acusados. Aunque con diversos enfoques jurídicos, los ministros coinciden en que el artículo 259 del Código Penal del Estado de México, que se refiere al delito de secuestro equiparado, no es aplicable en el caso y por eso los acusados no pueden ser sentenciados por una conducta penal que no está tipificada legalmente.

Además, ambos ministros retoman las tesis del caso Acteal, en que en la primera sala liberó a indígenas acusados de la matanza ocurrida en esa comunidad de Chiapas, con el argumento de que en los procesos penales en su contra la autoridad violó el derecho a un debido proceso y la garantía de presunción de inocencia.

Trascendió que Sánchez Cordero comparte en lo general el criterio de sus compañeros, aunque se prevé que en la sesión privada de este miércoles se ajusten los proyectos de Zaldívar y Silva para conciliar los puntos de vista y darle así solidez al dictamen.

De acuerdo con los tiempos de la Corte, la resolución definitiva de los amparos del caso Atenco se hará en tiempo récord. Y es que apenas en diciembre pasado el Poder Judicial el estado de México confirmó en definitiva las sentencias impugnadas; a partir de ahí, la SCJN solicitó a los tribunales mexiquenses los expedientes de cada uno de los detenidos.


Todavía nos esperan muchos años de lucha, afirma Ignacio del Valle

Blanche Petrich, La Jornada

Cuatro años en una celda de dos metros por tres, 23 horas diarias de soledad y una hora de patio que puede ser suspendida por cualquier motivo. Aun así, Ignacio del Valle, el líder del movimiento en defensa de la tierra en San Salvador Atenco, asegura que el pueblo de México es el único que a fuerza de conciencia y de tener presencia puede cambiar lo que ya caducó, de cambiar lo que está haciendo daño al país.

Con una sentencia de 112 años de prisión dictada por un juez que consideró que un acto de presión a funcionarios públicos fuera calificado como delito de secuestro equiparado, Del Valle consigue por primera vez hablar con un medio de comunicación desde el penal de máxima seguridad del Altiplano, en Almoloya, estado de México.

Ocho minutos apenas. Una entrevista muy apretada en la que alcanza a expresar su sentir sobre la decisión de los cinco ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que se anuncia hoy.

“Tengo confianza en que las cosas se den positivamente en favor de todos mis compañeros –comenta–; desde luego que también estamos preparando nuestra mente por lo que suceda, porque también puede ser algo diferente. La realidad nos ha enseñado que cuando esperamos una cosa positiva pasan las cosas de otro modo. Sabemos que en este sistema la justicia no se da como debe ser”.

Se trata de una resolución de la cual, de algún modo, pende su vida, pues es el último recurso legal que podría dejarlo en libertad. O dejarlo tras las rejas de por vida.

–Este proceso ha estado marcado por dos vías: la batalla jurídica y la vía de la movilización popular.

–Es así. Y ha sido muy importante. De otra manera no sería posible. Estamos frente a esta esperanza por el actuar del frente (de Pueblos en Defensa de la Tierra), y no sólo de mi comunidad sino de muchos otros hermanos en México que nos han brindado su solidaridad y comprensión. Todo esto nos indica que tenemos que hacer algo contra las injusticias que se dan de manera cotidiana. Tenemos que dar esa lucha en todos los frentes que existan. Si no lo hacemos, ese nuevo amanecer que perseguimos los que queremos justicia nunca va a llegar.

Pese al encierro en esta prisión, Ignacio del Valle logró mantener presencia en el movimiento atenquense gracias a sus cartas, largas misivas escritas a mano con una caligrafía preciosa.

La más reciente empezaba así: Desde este lugar en donde nos ha tocado hacer trinchera, en la que sus muros, sus barrotes de acero, sus alambradas de cuchillas filosas y puntiagudas pretenden aniquilar nuestro espíritu que se mantiene de pie...

Por teléfono reitera ese buen ánimo: Felipe Álvarez, Héctor Galindo y yo estamos bien, estamos más fuertes. Nos hemos forjado, como los machetes, que a fuerza de golpes se les saca filo.

–¿Está haciendo planes, si acaso sale libre? ¿Cómo imagina su regreso a Atenco?

–Yo nunca me he ido de mi pueblo, siempre he estado con él.

En sus años de ausencia, su parcela no ha estado ociosa. Su esposa Trinidad Ramírez la ha estado cultivando. Su taller para imprimir camisetas tampoco, sus hijos Ulises y César lo mantienen trabajando. Y el movimiento que él lideró a partir de 2002 sigue presente.

–¿Con qué se imagina que se va a encontrar?

–Nos queda mucho que hacer. Esto es como sembrar la tierra. Ahora nos toca cultivar, queremos una cosecha de lo que al tiempo sembramos.

–¿Qué aprendizaje le deja la cárcel?

–No debemos tolerar la injusticia cotidiana. Es imposible que al vernos en las condiciones en que estamos no hagamos nada. Tenemos que despertar a ese gran pueblo que de alguna manera ha sido adormecido. Como experiencia, la vida nos puso en esta situación y la tenemos que enfrentar.

–¿Cambiaría algo de lo que se hizo en la lucha de Atenco?

–No nos arrepentimos de nada, estamos conscientes de lo que perseguimos. Lo que hemos hecho fue sólo defendernos. Por la realidad que hemos vivido entendimos que los derechos no sólo se exigen. Ya basta de que sólo exijamos ser escuchados. La libertad la tenemos que tomar en nuestras manos, el pueblo debe tomar lo que le corresponde en forma natural.

De todos los perseguidos de Atenco, es a Ignacio del Valle a quien se le castigó más duramente. En mayo de 2007, a un año de su arresto en Texcoco, el juez del primer tribunal penal de Toluca lo sentenció a 67 años de prisión. La Procuraduría de Justicia mexiquense consideró la pena insuficiente y recurrió el dictamen. El juez de la sala de Texcoco le añadió otros 45 años. Adicionalmente le impuso una multa de 157 mil pesos. En junio de ese año la Secretaría de Finanzas en Toluca ordenó el embargo de su casa.

Con toda esa carga a sus espaldas, Ignacio del Valle no olvida a los trabajadores despedidos del Sindicato Mexicano de Electricistas que están en huelga de hambre en el Zócalo capitalino. Envía abrazos y saludos a mis hermanos del SME, a mis hermanos mineros, a las organizaciones hermanas que están en pie de lucha y en resistencia.

Cualquiera que sea el fallo de la SCJN hoy, el hombre tiene pila para rato: Nos esperan muchos años por seguir la lucha. Nuestra existencia entera no va a alcanzar para todo lo que tenemos que hacer. La esperanza se construye, no se espera.

Faltan muchas cosas que decir, pero el tiempo se agota. Estamos en la línea. Gracias. Y la llamada se corta.

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