Contraluz: Mujeres, la resistencia triqui
Zósimo Camacho y Miguel Badillo / Julio César Hernández, fotos / enviados
San Juan Copala, Oaxaca. Calles desoladas donde deambulan pollos y perros famélicos; ventanas reventadas por las balas; paredes y techos descarapelados por los impactos de fusiles de asalto AK-47, R-15 y M-16 es el panorama de un amanecer en esta cabecera de la “nación triqui”, cuyos pobladores, apoyados por los de 10 comunidades más, instauraron como Municipio Autónomo el 20 de enero de 2007.
No hay calle que no se encuentre a tiro de los paramilitares, apostados en los cerros circundantes y, principalmente, en el barrio vecino de La Sabana y en los cuarteles del Ejército y de las policías municipal y estatal, abandonados desde el año pasado por las “fuerzas del orden”. Las balaceras a las que está sometida una población de más de 700 habitantes (y que antes de que iniciaran los ataques era de más de 1 mil 200) nunca terminan. Día, tarde y noche, los grupos armados disparan contra el edificio de la presidencia municipal, donde se encuentran el presidente autónomo entrante, Jesús Martínez Flores, y el saliente, José Ramírez, con una secretaria y un par de ayudantes.
Los disparos también se dirigen contra la iglesia, las escuelas, las casas habitación y contra la oficina de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, dependencia federal abandonada por el grupo de funcionarios que encabezaba el ingeniero Anastasio Villarreal Díaz, apenas iniciado el asedio paramilitar. Sin buscar demasiado, en cada calle se pueden observar decenas de cartuchos percutidos.
Todo hombre que sale de su casa es objetivo de los grupos armados de la Unidad para el Bienestar de la Región Triqui (Ubisort) y, aseguran los habitantes de Copala, de los del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT), provenientes de la también vecina comunidad El Rastrojo.
Puertas cerradas, ventanas clausuradas, polvo acumulado en las calles que nadie barre y por donde nadie camina. Y los ojos asombrados de quienes por alguna rendija se asoman para observar a una abuela osada que recorre la calle principal de esta población: Lázaro Cárdenas.
El 28 de noviembre pasado comenzó el asedio de la Ubisort, afiliada al Partido Revolucionario Institucional (PRI), organización que encabeza Rufino Juárez Hernández, discípulo del actual secretario de Gobierno de Ulises Ruiz, Evencio Nicolás Martínez. Las acciones armadas del grupo estarían a cargo de Antonio Cruz García, Toño Pájaro, y Anastasio Juárez Hernández, hermano de Rufino, acusan los pobladores de Copala.
Las descargas siguen inquietando a hombres y mujeres. Los sobresaltos son comunes en estas familias que escuchan las detonaciones y los impactos en las paredes o en los techos de sus casas. El derroche de recursos de los grupos armados es incalculable: las balaceras son permanentes y cada descarga, de 25 balas, de AK-47, cuesta alrededor de 1 mil pesos.
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